Desarrollaremos el primer post acerca de la depresión, explicando que es la depresión y su distinción con la tristeza común, también se mencionarán teorías explicativas a nivel conductual y cognitivas del porque es que padecemos de esto, emplearemos datos estadísticos según la OMS y definiremos según el DSM IV y CIE 10 cada uno de los niveles de la depresión para finalmente hablar sobre la distima, forma muy encubierta de la depresión, y algunos autores como Millon lo consideran dentro de un tipo de Personalidad.
¿Qué es la Depresión? Perspectiva Teórica
Basandonos en Caballo (1997) menciona que autores representativos del enfoque conductista como Skinner en 1953 postula que la depresión era el "resultado de un debilitamiento en la conducta debido a la interrupción de secuencias establecidas de la misma que había nsido reforzadas positivamente por el ambiente social". Luego Ferster (1966) sugiere que existen factores diversos tales como los cambios ambientales repentinos, el castigo y el control aversivo, y cambios en las contingencias de reforzamiento pueden dar lugar a la depresión, es decir, a una tasa reducida de conducta.
Coyne (1976) afirmó que la depresión es una respuesta a las perturbaciones del contexto social del individuo. Esta depresión se mantiene por medio de las respuestas negativas de otras personas significativas a la conducta sintomática del sujeto deprimido.
Lewinsohn et al (1985) conceptualizaron a la depresión como el resultado final de cambios iniciados por el ambiente en la conducta, el afecto y las cogniciones. Mientras que los factores situacionales son importantes como "desencadenantes" del proceso depresogénico, los factores cognitivos son escenciales como "moderadores" de los efectos del ambiente.
El modelo cognitivo tiene como prinicpio central es que la concepciones idiosincráticas y distorcionadas de los clientes deprimidos son importantísimas en el desarrollo y mantenimiento de la sintomatología depresiva. Es así que alcanza especial importancia la "Tríada Cognitiva" de Beck (1967) que consiste en una consideración negativa de sí mismo, del mundo exterior y del futuro.
Una consideración negativa de si mismo: El individuo deprimido manifiesta una marcada tendencia a considerarse como deficiente, inadecuado o inútil y a atribuir sus experiencias desagradables a un defecto suyo físico, mental o moral. Más aún, se considera como indeseable y despreciable a causa de su supuesto defecto y tiende a rechazarse a sí mismo (y creer que los demás le rechazarán).
Una consideración negativa del mundo: Sus interacciones con el ambiente son interpretadas como que representan una derrota, una privación o un menosprecio. Considera el mundo como haciéndole enormes exigencias y presentándole obstáculos que se interfieren con el logro de los objetivos de su vida.
Una consideración negativa del futuro: Ve el futuro desde una perspectiva negativa y le da vueltas y más vueltas a una serie de expectativas negativas. El deprimido prevé que sus problemas y experiencias comunes continuarán indefinidamente y que se le amontonarán otros mucho peores en su vida.
Una observación del estilo del pensamiento de los clientes deprimidos revela que manifiestan claramente un desorden en su forma de pensar. Las clases del pensamiento falaz son las siguientes:
La inferencia arbitraria, es el proceso de sacar una conclusión cuando no hay evidencia o es contraria a la conclusión. Este tipo de pensamiento perturbado normalmente toma la forma de la personalización (o la referencia a sí mismo). Por ejemplo, una persona deprimida que vio fruncir el ceño a uno que se le cruzó en el camino, pensó: "lo ha hecho deliberadamente para no verme".
La excesiva generalización, es el proceso de hacer una generalización injustificada sobre la base de un único incidente. Por ejemplo, uno que piensa: "nunca tendré éxito en nada" cuando ha tenido solo un fracaso aislado.
La amplificación es la propensión a exagerar el significado o la importancia de un hecho particular. Por ejemplo, una persona con miedo a morir interpretaba cada sensación desagradable o dolor en su cuerpo como un signo de alguna enfermedad fatal tal como cáncer, ataque cardíaco o hemorragia cerebral. Ellis (1962) lo llamó a esta forma de reacción "Catastrofismo".
Los estudios del trastorno depresivo mayor han indicado un amplio intervalo de valores para la proporción de la población adulta que padece el trastorno. El riesgo para el trastorno depresivo mayor a lo largo de la vida en las muestras de población general ha variado entre el 10 y el 25% para las mujeres y entre el 5 y el 12% para los hombres. La prevalencia puntual del trastorno depresivo mayor en adultos en muestras de población general han variado entre el 5 y el 9% para las mujeres y entre el 2 y 3% para los hombres. Las tasas de prevalencia para el trastorno depresivo mayor parecen no estar relacionadas con la raza, el nivel de estudios o de ingresos económicos, ni con el estado civil.
En el Perú
Según una publicación hecha por Rondón (2006) los estudios epidemiológicos recientes realizados en el Perú por el Instituto
Especializado de Salud Mental Honorio Delgado - Hideyo Noguchi confirman los
hallazgos de otros países: hasta el 37% de la población tiene la probabilidad de
sufrir un trastorno mental alguna vez en su vida. La prevalencia de depresión en
Lima Metropolitana es de 18,2%3, en la sierra peruana de 16,2%4 y en la Selva de
21,4%5.
La depresión y otras enfermedades mentales no
atendidas, así como el alto nivel de sentimientos negativos dan como resultado
que en un mes 1 % de las personas de Lima Metropolitana4, 0,7% en la sierra5 y
0,6% en la selva6 presenten intentos suicidas.
Niveles de Depresión
En los episodios depresivos típicos de cada una de
las tres formas descritas a continuación, leve, moderada o grave, por lo
general, el enfermo que las padece sufre un humor depresivo, una pérdida de la
capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, una disminución de su
vitalidad que lleva a una reducción de su nivel de actividad y a un cansancio
exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo.
También son manifestaciones de los episodios
depresivos:
a) la disminución de la atención y concentración
b) la pérdida de la confianza en sí mismo y
sentimientos de inferioridad
c) las ideas de culpa y de ser inútil (incluso en los
episodios leves)
d) una perspectiva sombría del futuro
e) los pensamientos y actos suicidas o de
autoagresiones
f) los trastornos del sueño y
g) la pérdida del apetito.
La depresión del estado de ánimo varía escasamente de un día para otro y
no suele responder a cambios ambientales, aunque puede presentar variaciones
circadianas características. La presentación clínica puede ser distinta en cada
episodio y en cada individuo. Las formas atípicas son particularmente
frecuentes en la adolescencia. En algunos casos, la ansiedad, el malestar y la
agitación psicomotriz pueden predominar sobre la depresión. La alteración del
estado de ánimo puede estar enmascarada por otros síntomas, tales como
irritabilidad, consumo excesivo de alcohol, comportamiento histriónico,
exacerbación de fobias o síntomas obsesivos pre existentes o por preocupaciones
hipocondriacas. Para el diagnóstico de episodio depresivo de cualquiera de los
tres niveles de gravedad habitualmente se requiere una duración de al menos dos
semanas, aunque períodos más cortos pueden ser aceptados si los síntomas son
excepcionalmente graves o de comienzo brusco.
Distimia
La
característica esencial del trastorno distímico es un estado de ánimo
crónicamente depresivo que está presente la mayor parte del día de la mayoría
de los días durante al menos 2 años (Criterio A).
Los
sujetos con trastorno distímico describen su estado de ánimo como triste o
«desanimado». En los niños, el estado de ánimo puede ser irritable más que
depresivo y la duración mínima exigida es sólo de 1 año. Durante los períodos
de estado de ánimo depresivo hay al menos otros dos síntomas de entre los
siguientes: pérdida o aumento de apetito, insomnio o hipersomnia, falta de
energía o fatiga, baja autoestima, dificultades para concentrarse o para tomar
decisiones y sentimientos de desesperanza (Criterio B).
Los
sujetos pueden señalar pérdida de intereses y aumento de la autocrítica,
viéndose a menudo a sí mismos como poco interesantes o inútiles. Puesto que
estos síntomas se convierten en gran medida en una parte de la experiencia
cotidiana (p. ej., «yo siempre he sido así», «esta es mi forma de ser»), es
frecuente que no sean referidos a no ser que sean preguntados directamente por
el entrevistador.
A
lo largo del período de 2 años (1 año en niños y adolescentes), los intervalos
libres de síntomas no son superiores a 2 meses (Criterio C).
Sólo
se puede realizar el diagnóstico de trastorno distímico si no ha habido
episodios depresivos mayores antes de aparecer los síntomas distímicos
(Criterio D).
Si
los síntomas depresivos crónicos incluyen un episodio depresivo mayor durante
los 2 años iniciales, el diagnóstico es trastorno depresivo mayor, crónico (si se
cumplen los criterios completos para un episodio depresivo mayor), o trastorno
depresivo mayor, en remisión parcial (si ya no se cumplen los criterios
completos para un episodio depresivo mayor). Después de los 2 primeros años del
trastorno distímico, pueden sobreañadirse al trastorno distímico episodios
depresivos mayores. En estos casos («depresión doble») se diagnostica tanto el
trastorno depresivo mayor como el trastorno distímico. Una vez que la persona vuelve
a la línea de base distímica (p. ej., dejan de cumplirse los criterios para el
episodio depresivo mayor, pero persisten los síntomas distímicos), sólo se
diagnostica el trastorno distímico.
Pues entonces estemos atentos a esta información que he publicado, si no estamos seguros si estamos o no en una depresión o una distimia sería recomendable una evaluación y su terapia de ser necesario.
Referencias Bibliográficas
CABALLO, V. (1997). Manual para el Tratamiento Cognitivo-Conductual de los Trastornos Psicológicos: Vol. 1, Trastornos por ansiedad, sexuales, afectivos y psicóticos. Madrid, Siglo XXI.
ELLIS, A. & GRIEGER, R. (2003). Handbook of Rational - Emotive Therapy. New York, Springer.
OMS, (2002). Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Barcelona, Masson.
RONDON, Marta B. Salud mental: un problema de salud pública en el Perú. Rev. perú. med. exp. salud publica. [online]. oct./dic. 2006, vol.23, no.4 [citado 22 Octubre 2012], p.237-238. Disponible en la World Wide Web: <http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-46342006000400001&lng=es&nrm=iso>. ISSN 1726-4634.
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